Terror/histórica/España/Siglo XX
Son tiempos oscuros…
Aberna del Río. Provincia de Teruel. Años veinte del siglo XX.
Un pequeño pueblo agrícola, enclavado en medio de un valle, en medio de la nada. La vida para los lugareños es tan precaria como pacífica. Como aislada. Se ayudan, se respetan, e incluso se quieren. Pero no durará.
A medida que pasen los años, sin un motivo razonable que lo explique, se volverán ariscos, egoístas, competitivos, e incluso viles.
La guerra civil acabara estallando en España. Sus efectos devastadores salpicaran a todos, incluidas aldeas remotas como Aberna del Río. El recóndito pueblo parecerá tener los días contados cuando la cruenta contienda le afecte directamente. Pero la peor parte, paradójicamente, se la llevara el país, cuyo destino quedará marcado por la aparición en el tablero de Aberna del Río, inhóspita población con la que ningún estratega militar contaba.
La guerra terminará, pero su herencia será una posguerra terrible. Más cruda incluso que la propia guerra. Y más larga. Se avecinan años, lustros de miseria. España se sumirá en la más profunda decadencia. Sobrevivir se convertirá en el objetivo único para muchos.
Y en medio de este embrollo nacional, y de desenlace incierto… María Monzón.
Natural de Aberna del Río, una niña analfabeta, y pobre (y misteriosa), que pronto se erigirá como superviviente. Vivirá una infancia aciaga en el pueblo. Una adolescencia pésima vagabundeando por la provincia. Y como colofón, una juventud poco esperanzadora errando por el país.
Sin embargo, María parece tener un don para sobrevivir. Una suerte de ayuda divina cuando enferma gravemente. Y aliados terrenales cuando se halla desamparada. Desconocidos; menesterosos ciudadanos dispuestos a ayudarla altruistamente. No obstante, y a su vez, la rehúyen.
Con todo, su misteriosa existencia no parece del agrado de nadie… y a su vez, parece necesaria. Y, mientras el país, y el mundo, aguardan a la expectativa de tiempos mejores, María Monzón parece que pueda tener una incidencia directa en el devenir de los tiempos…